Carrasco en el tiempo

En las primeras décadas del siglo XX, cuando Montevideo ya miraba a la costa como lugar de descanso, en una zona de arenales e inhóspitos bañados, se planea la construcción de una estación balnearia de categoría, pensada para los sectores altos, a fin de evitar el hacinamiento que se vivía en las playas Ramírez y Pocitos.
El proyecto estaba inspirado en los elegantes y aristocráticos balnearios europeos, con suntuosas residencias, parques y jardines arbolados así como con hoteles de lujo.
Se resolvió situarlo en el extremo sureste, en los terrenos que formaron parte de lo que fuera estancia de uno de los primeros colonos de Montevideo, Sebastián Carrasco.
Pero no fueron los herederos de Carrasco quienes iniciaron el barrio-jardín, sino Alfredo Arocena (1869-1947), cuyo nombre es recordado hoy por la principal avenida del barrio.
Si bien los pasos preparatorios comenzaron en 1906, recién en 1912 Arocena constituyó la sociedad anónima Balneario de Carrasco que, junto a Esteban Elena y José Ordeig, tomó a su cargo el emprendimiento e hizo delinear el barrio-jardín por el notable paisajista francés Carlos Thays, que proyectó el sector central del balneario, con trazos curvos, incluyendo los principales baluartes: el Hotel Casino y la iglesia Stella Maris. La Iglesia, construida en 1918, se emplaza en un lugar de privilegio, enfrentada al hotel.

La calle de Comercios, actual calle Rostand, había sido desnaturalizada respecto a su destino originario por la voluntad de los compradores, que allí fueron edificando sus residencias. La calle fue abierta en el eje de la gran manzana proyectada por el paisajista Carlos Thays, rematada por dos baluartes: el Hotel Carrasco en un extremo y la iglesia en el otro. 

Afluyen los automóviles, al principio con alguna timidez, y con la misma prudencia, aquí y allá, aparecen construcciones de playa, ajustándose espontáneamente a un estilo adecuado al lugar.

Sin embargo, la primera guerra mundial en 1914, alarma y provoca una paralización importante de los negocios inmobiliarios.
Recién a partir de la paz de 1918 volvió a reverdecer el empuje original.
Carrasco, al fin, se convirtió en un barrio donde el esfuerzo humano trocó médanos por jardines, donde se destaca la riqueza del trazado, la arquitectura suntuosa y el verde constante en calles, plazas y jardines.
Y el Hotel Carrasco, que fue la postal de Montevideo durante buena parte del siglo XX, se apresta a ser la postal, histórica y aggiornada a la vez, del siglo XXI.